escuchar en tu mente una voz siseante cabalgando en un cálido ronroneo.
Cuando está anocheciendo sabes dónde puede estar el fallo y cómo corregirlo. Pero es entonces cuando más poderosa te asalta la misma idea. La que has estado incubando en tu subconsciente y que ahora cobra fuerza de convicción.
Esa voz no se va, aunque haya mucha hierba y dos mamparos exteriores entre tú y ella. Quién sabe si se irá alguna vez, por muy lejos que te marches.
Cuando está anocheciendo sabes dónde puede estar el fallo y cómo corregirlo. Pero es entonces cuando más poderosa te asalta la misma idea. La que has estado incubando en tu subconsciente y que ahora cobra fuerza de convicción.
Esa voz no se va, aunque haya mucha hierba y dos mamparos exteriores entre tú y ella. Quién sabe si se irá alguna vez, por muy lejos que te marches.
Quizás si volvieras y averiguaras qué la produce...
Día Cuatro en Límite-E
Te preparas de nuevo. Un único objetivo: ir hasta la primera nave, subir hasta la escotilla superior y entrar. Esta vez llevarás un arma. No le deberías temer al ataque de un gato, pero por si acaso. Llevarás una máquina portátil auxiliar que conectarás al procesador de la nave. Harás que tu procesador intente rearrancarlo. Quieres averiguar qué es lo que pasó con la tripulación.
Día Cuatro en Límite-E
Te preparas de nuevo. Un único objetivo: ir hasta la primera nave, subir hasta la escotilla superior y entrar. Esta vez llevarás un arma. No le deberías temer al ataque de un gato, pero por si acaso. Llevarás una máquina portátil auxiliar que conectarás al procesador de la nave. Harás que tu procesador intente rearrancarlo. Quieres averiguar qué es lo que pasó con la tripulación.
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