Valencia, 1948. Licenciado en Historia. Participó desde finales de la década de los sesenta en el movimiento del teatro independiente, colaborando como crítico teatral en diferentes publicaciones periódicas y asumió, entre 1979 y 1993, como gestor teatral puestos de responsabilidad en la Comunidad Valenciana. Es autor de más de treinta obras de teatro, algunas de ellas escritas en colaboración con su hermano Josep Lluís, con las que ha obtenido diversos premios. Tiene obras traducidas al español, y una docena más de idiomas y él mismo ha realizado varias traducciones de textos teatrales al catalán y al castellano. En el campo audiovisual, ha sido responsable de este departamento en el gobierno valenciano autónomo entre 1993 y 1995 y, desde esta última fecha, ha escrito guiones para televisión, siendo responsable de la coordinación de varias series.
1) ¿ Cómo y cuándo usted empezó a traducir ?
Comencé relativamente pronto, eran los años – los setenta del siglo pasado – en que intentábamos dotar al teatro valenciano en lengua catalana de un repertorio asequible para las compañías amateurs. Mi primera traducción fue La farce de Maître Pathélin.
2) ¿ Qué piensa usted de su primera traducción ?
Que fue bienintencionada, más preocupada por la viabilidad escénica que por profundizar en el texto y explorar todas sus posibilidades.
3) Hoy en día, ¿ cómo percibe usted el oficio de traductor ?
Con mucha más seriedad y mucho mayor sentido de la responsabilidad.
4) ¿ Se dedica usted exclusivamente a la traducción ?
No, en absoluto. Soy dramaturgo y guionista de televisión. Traduzco teatro generalmente por encargo y siempre porque me gusta o me interesa el texto original. Nunca he traducido como actividad principal.
5) ¿ De qué herramientas se vale usted para traducir un texto ?
Cuando conozco el idioma, me valgo de diccionarios, por supuesto, pero también comparo otras traducciones. Cuando tengo que traducir un texto en un idioma que no conozco (Ibsen, Chejov), suelo trabajar con varias traducciones en cada uno de los idiomas de los que tengo suficientes nociones (francés, inglés, italiano, catalán, español), contrastando las diferentes soluciones adoptadas.
6) Cuando usted encuentra una dificultad y está bloqueado(a), ¿ cómo la supera ?
Paseando.
7) ¿ Traduce usted textos de diferente índole ? Si es el caso, ¿ en qué es específica su traducción ?
No, sólo traduzco textos teatrales.
8) ¿ Qué tipo de relaciones tiene usted con los editores ?
Generalmente quien se relaciona con los editores – o no – es el editor o la compañía que me encarga la traducción.
9) ¿ Qué tipo de relaciones eventuales tiene usted con los autores que traduce ?
Muchos de ellos son autores muertos ; de los vivos, los hay que son muy lejanos e inalcanzables. Generalmente, a no ser que tenga una relación más personal con ellos, no suelo importunarlos.
10) ¿ Cuál es su mejor recuerdo como traductor(a) ? ¿ Y el peor ?
Hay algunos trabajos de los que me siento muy orgulloso. Quizá el que más, una adaptación al teatro y traducción al catalán de La chute de Albert Camus, que mereció la aprobación de la hija del escritor, y obtuvo varios premios. El peor, la osadía de los primeros trabajos, no suficientemente maduros. Hoy los hubiera hecho con más modestia y seguramente bastante mejor.
11) ¿ Se le ocurre un texto particular que le gustaría traducir o que le hubiera gustado traducir ?
Cualquier texto de Bertolt Brecht. Pero desgraciadamente no sé alemán.
12) A su parecer, ¿ el traductor es un autor o un « pasador » ?
El traductor no es un autor, pero tampoco es un mero « traductor simultáneo ». Hay un importante proceso de traslación y reelaboración del idioma para mantenerse fiel al espíritu de la obra original. Y eso, sin duda, es un trabajo de creación.
13) ¿ Esta actividad (la traducción) le ha convertido en un(a) nuevo(a) lector(a) ? ¿ Qué tipo de lector(a) ?
No creo que haya tenido una influencia especial sobre mí, ya he dicho que es una actividad secundaria dentro de mi trabajo profesional y de creación.
14) ¿ Qué consejo(s) le daría usted a un(a) traductor(a) novel ?
Modestia. Y no dar por acabado el trabajo hasta no estar convencido de haberle dado a cada frase la mejor solución.
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