« Le banquet final »
J’avais passé des jours à y réfléchir, à essayer de savoir de quoi j’aurais envie. Je présume que personne n’y pense jamais. Mais ça a occupé quelques heures, peut-être quelques journées. J’ai tenté d’être méthodique, de me souvenir de ce que je préférais, de faire la liste de mes plats favoris. Seul problème : c’est pas facile de retrouver la saveur de quelque chose qu’on n’a pas mangé depuis des années. Des jours et des jours à abrutir mes papilles avec la fadeur de cette bouffe. Ça, personne n’y pense jamais. On vous dit sans arrêt que la cigarette et l’alcool vous font perdre des saveurs, pourtant personne ne vous prévient que la taule vous arrache le goût. Votre bouche se porte toujours aussi bien, enfin, ça dépend pour qui, Tony s’est fait couper la langue, mais c’est pas le sujet. La mienne est encore là, mais elle se souvient plus de la gourmandise. Depuis sept ans, elle se contente du pain du prisonnier, de la pire bouffe de cantine.
J’ai d’abord pensé à quelque chose de rare, de luxueux, un gros homard ou du caviar. Ils m’ont refusé une bonne bouteille de rouge. Je me suis dit que c’était pas malin de choisir un truc que j’ai jamais gouté, je fais quoi après, si j’aime pas… J’ai essayé d’explorer la veine sentimentale, vous savez, repenser à la tarte aux pommes de grand-mère, à la pêche aux maquereaux avec tonton, ce genre de truc. Sauf que j’ai pas connu ma grand-mère, tonton se trouve trois blocs plus loin et ma mère cuisinait pas. Des frites surgelées, ça me fait pas saliver.
L’odeur du jus de tomate me revenait à l’esprit. Celle-là, je l’oublierai jamais. Elle a lâché la bouteille quand elle m’a vu tirer sur son mari. La bouteille s’est écrasée sur le carrelage, il s’est écroulé dedans. Jolie scène de crime, pour le coup. S’il avait payé, je serais pas obsédé par ce satané jus de tomate. J’entends les pas du gardien.
— Tiens, profite de ton banquet final, enfoiré. On revient te chercher dans une heure pour ton dernier voyage.
Mon dernier repas : la bouffe de la cantine, un verre de jus de tomate. J’ai pas réussi à demander autre chose. Je renifle cette odeur, c’est tout ce que je voulais. Et de toute façon, j’ai même pas faim.
***
La traduction d'Ana :
He pensado en ello durante días, he intentado saborear de lo que tendría ganas. Supongo que nadie piensa nunca en ello. Pero me ha llevado varias horas, quizás varios días. He intentado ser metódico, acordarme de lo que prefería, hacer la lista de mis comidas favoritas. El único problema es que no es fácil encontrar el sabor de algo que hace años que no se prueba. Día tras día soportando mis papilas la insipidez de esa comida. En eso nadie piensa nunca. La gente no para de decir que el tabaco y el alcohol nos hacen perder el sabor de las cosas, sin embargo nadie nos advierte de que la cárcel te arrebata el gusto. La boca de uno se porta siempre tan bien… en fin, depende, porque por ejemplo a Tony le cortaron la lengua, pero bueno, eso ahora no importa, la mía todavía está en su sitio pero ya no recuerda qué es la glotonería. Desde hace siete años se contenta con el pan del prisionero, con la peor comida de comedor.
Al principio, había pensado en algo exótico, lujoso, un buen bogavante o caviar. Me han negado una buena botella de vino tinto, así que me dije que no era muy astuto elegir algo que nunca había probado, qué hago luego si no me gusta… intenté explorar mi vena sentimental, ya saben, pensar en la tarta de manzana de la abuela, en el bacalao al melocotón con el tío, ese tipo de cosas. Solo que yo no conocí a mi abuela y que el tío se encuentra tres celdas más allá, y que mi madre no cocinaba. Y las patatas fritas congeladas no me hacen salivar. El olor a zumo de tomate me venía a la mente. Ése no lo olvidaré nunca. Ella había dejado caer la botella cuando me vio disparar a su marido. La botella se rompió sobre la baldosa y él se desplomó encima. Bonita escena de crimen, la verdad. Si él hubiera pagado, no estaría obsesionado con aquel maldito zumo de tomate. Oigo los pasos del guarda.
- Toma, disfruta de tu último banquete, cabrón. Te venimos a buscar en una hora para tu último viaje.
Mi última comida : el plato del comedor, un vaso de zumo de tomate. No fui capaz de pedir otra cosa. Este olor me estremece, es todo lo que quería, además, ni siquiera tengo hambre.
5 commentaires:
Hola os propongo mi traducción:
Ana
He pensado en ello durante días, he intentado saborear de lo que tendría ganas. Supongo que nadie piensa nunca en ello. Pero me ha llevado varias horas, quizás varios días. He intentado ser metódico, acordarme de lo que preferiría, hacer la lista de mis comidas favoritas. El único problema es que no es fácil encontrar el sabor de algo que hace años que no se prueba. Día tras día soportando mis papilas la insipidez de esa comida.. En eso nadie piensa nunca. La gente no para de decir que el tabaco y el alcohol nos hacen perder el sabor de las cosas, sin embargo nadie nos advierte de que la cárcel te arrebata el gusto. La boca de uno se porta siempre tan bien.. en fin, depende, porque por ejemplo a Tony le cortaron la lengua, pero bueno, eso ahora no importa, la mía todavía está en su sitio pero ya no recuerda qué es la glotonería. Desde hace siete años se contenta con el pan del prisionero, con la peor comida de comedor.
Al principio, había pensado en algo exótico, lujoso, un buen bogavante o caviar. Me han negado una buena botella de vino tinto, así que me dije que no era muy astuto elegir algo que nunca había probado, qué hago luego si no me gusta.. intenté explorar mi vena sentimental, ya saben, pensar en la tarta de manzana de la abuela, en el bacalao al melocotón con el tío, ese tipo de cosas. Solo que yo no conocí a mi abuela y que el tío se encuentra tres celdas más allá, y que mi madre no cocinaba. Y las patatas fritas congeladas no me hacen salivar. El olor a zumo de tomate me venía a la mente. Ése no lo olvidaré nunca. Ella había dejado caer la botella cuando me vio disparar a su marido. La botella se rompió sobre la baldosa y él se desplomó encima. Bonita escena de crimen, la verdad. Si él hubiera pagado, no estaría obsesionado con aquel maldito zumo de tomate. Oigo los pasos del guarda.
- Toma, disfruta de tu último banquete, cabrón. Te venimos a buscar en una hora para tu último viaje.
Mi última comida : el plato del comedor, un vaso de zumo de tomate. No fui capaz de pedir otra cosa. Este olor me estremece, es todo lo que quería, además, ni siquiera tengo hambre.
¡Hola! os propongo mi traducción.
He pensado en ello durante días, he intentado saborear de lo que tendría ganas. Supongo que nadie piensa nunca en ello. Pero me ha llevado varias horas, quizás varios días. He intentado ser metódico, acordarme de lo que prefería, hacer la lista de mis comidas favoritas. El único problema es que no es fácil encontrar el sabor de algo que hace años que no se prueba. Día tras día soportando mis papilas la insipidez de esa comida.. En eso nadie piensa nunca. La gente no para de decir que el tabaco y el alcohol nos hacen perder el sabor de las cosas, sin embargo nadie nos advierte de que la cárcel te arrebata el gusto. La boca de uno se porta siempre tan bien.. en fin, depende, porque por ejemplo a Tony le cortaron la lengua, pero bueno, eso ahora no importa, la mía todavía está en su sitio pero ya no recuerda qué es la glotonería. Desde hace siete años se contenta con el pan del prisionero, con la peor comida de comedor.
Al principio, había pensado en algo exótico, lujoso, un buen bogavante o caviar. Me han negado una buena botella de vino tinto, así que me dije que no era muy astuto elegir algo que nunca había probado, qué hago luego si no me gusta.. intenté explorar mi vena sentimental, ya saben, pensar en la tarta de manzana de la abuela, en el bacalao al melocotón con el tío, ese tipo de cosas. Solo que yo no conocí a mi abuela y que el tío se encuentra tres celdas más allá, y que mi madre no cocinaba. Y las patatas fritas congeladas no me hacen salivar. El olor a zumo de tomate me venía a la mente. Ése no lo olvidaré nunca. Ella había dejado caer la botella cuando me vio disparar a su marido. La botella se rompió sobre la baldosa y él se desplomó encima. Bonita escena de crimen, la verdad. Si él hubiera pagado, no estaría obsesionado con aquel maldito zumo de tomate. Oigo los pasos del guarda.
- Toma, disfruta de tu último banquete, cabrón. Te venimos a buscar en una hora para tu último viaje.
Mi última comida : el plato del comedor, un vaso de zumo de tomate. No fui capaz de pedir otra cosa. Este olor me estremece, es todo lo que quería, además, ni siquiera tengo hambre.
Ah quelle bonne idée, Ana ! Je suis certaine qu'Elise sera ravie d'être traduite à son tour ;-)
Du coup, je publie directement dans le post.
Merci beaucoup !
Oh!:)
C'est super, merci beaucoup!
C'est la première fois que je lis quelque chose que j'ai écrit traduit vers une autre langue, c'est génial de voir le "passage" s'effectuer, les adaptations d'une langue à l'autre!
Merci, vraiment!
J'étais sûre que cela te plairait ! ;-)
Enregistrer un commentaire