Claudia De Bella |
Un grand merci de la part de tous les Tradabordiens d'avoir pris le temps de longues et intéressantes réponses.
1) Olivier Marchand. ¿Desde cuándo
escribe?
Claudia De Bella. Desde
muy pequeña.
Recuerdo que entre los nueve y diez años escribí una especie de
novela con muchos personajes que vivían distintas aventuras. También
me gustaba los escribir relatos o descripciones que me daban de tarea
en la escuela y me encantaba hacer análisis sintáctico. Seguí
escribiendo mucho en la adolescencia y varias ideas de aquellos
textos me sirvieron para desarrollar cuentos más adelante. Mi amor
por la literatura comenzó antes de que aprendiera a leer, porque mi
madre siempre me contaba o me leía fábulas, cuentos y todo tipo de
historias que yo escuchaba fascinada. Nunca me gustó jugar con las
muñecas ni ningún juego “normal” de chicas; mi gran placer era
encerrarme con un libro o una revista de historietas (Superman,
el
Hombre
Araña
y Linterna
Verde
eran mis preferidas), o bien pasar las horas escribiendo o
simplemente pensando e imaginando cosas.
2) O.M. ¿Desde cuándo
publica?
C.D.B. El
primer cuento que publiqué,
Dimensiones,
apareció en el fanzine argentino POTENCIAL UNO en
1987. Este relato también se publicó en el fanzine TDS (Italia) en 1989 y en la revista SOMNIUM (Brasil) en 1994.
3) O.M. ¿Siempre ha
escrito Ciencia Ficción?
C.D.B. Sí,
CF y algo de fantasía y terror.
Incluso en mis escritos de la niñez, siempre había algún elemento
que se podría encuadrar dentro de alguno de esos géneros. Es lo que
fluye naturalmente cuando escribo.
4) O.M. ¿Por qué eligió
este género?
C.D.B. He
llegado a la conclusión de que debe ser algo congénito, sobre todo
porque muchos escritores del género, curiosamente o no, han relatado
experiencias parecidas cuando se refieren al motivo de su inclinación
por la CF. En mi caso, siempre
me fascinaron las estrellas, lo que podría existir en aquellos
puntitos lejanos del cielo que tanto me gustaba mirar cuando era
niña. Cuando la noche estaba despejada, siempre salía al balcón de
mi casa y me hundía en esa negrura que me atraía como un imán. Me
imaginaba que allá lejos, en otro planeta, había una pequeña como
yo mirando las estrellas e imaginándome a mí haciendo lo mismo. Con
frecuencia tenía sueños “espaciales” y pensaba en la inmensidad
del universo; leía libros de astronomía para niños e incluso me
aprendía los nombres de las estrellas principales de cada
constelación y luego trataba de localizarlas en el cielo. Por
supuesto, no me perdía ninguna serie televisiva, ningún dibujo
animado o película que tuvieran relación con el tema y que mis
padres me permitieran ver. Era la época de Star
Trek,
El
Prisionero,
Los
Vengadores,
Astroboy,
Los Supersónicos
y Supercar,
y
no me perdía un solo capítulo. Cuando cumplí once años, un tío
que conocía bien mis gustos me regaló Crónicas
marcianas
de Ray Bradbury. Leerlo fue una experiencia maravillosa y
esclarecedora que, como decimos aquí, “me abrió la cabeza” para
siempre. Entendí que todo lo que me gustaba imaginar y ver no eran
extravagancias mías, sino que había gente adulta y seria que hacía
lo mismo que yo y que además lo publicaba en un libro. Recuerdo que
esa revelación me hizo sentir muy feliz. Después leí decenas de
libros de otros autores, fui descubriendo los matices del género y
se consolidó mi amor eterno por la CF. Lógicamente, a la hora de
escribir es el ámbito en que me siento más cómoda desde que tengo
memoria. También me gustan la fantasía, el terror, el realismo
mágico y la ficción especulativa en general, pero siempre en
segundo lugar dentro de mis preferencias.
5) O.M. ¿Qué otros
textos ha publicado?
C.D.B. Mi
actividad dentro de la ciencia ficción incluye la publicación de
cuentos, artículos y traducciones, por lo tanto han aparecido muchos
y variados textos míos en diferentes publicaciones en papel y
online.
Entre los cuentos más importantes, puedo mencionar Planetas
de Papel,
publicado en SINERGIA 12
(Argentina, 1987), en NUOVO MONDO 3
(Italia, 1989), en la antología visiones
(Argentina, 1992) y en la revista electrónica AXXÓN (Argentina, 2005). Amoité,
publicado por primera vez en AXXÓN en 1993 y republicado varias veces, ganó el premio “Más Allá”
del Círculo Argentino de Ciencia Ficción y Fantasía al mejor
cuento del año. La
Pancha
se publicó en axxón
y en la revista sable
de España en 1994; Salvación,
el cuento seleccionado por ustedes, apareció en axxón
en 2005 y en la ANTOLOGÍA AXXÓN I
en 2007. También publiqué unos poemas y un cuento de CF en la
revista ALFA ERIDIANI
(España, 2006) y en el año 2011 mi cuento Leyenda
fue incluido en un libro de estudio de Lengua y Literatura para
estudiantes del último año de secundaria lanzado por Kapelusz, una
de las editoriales más importantes de Argentina en lo que se refiere
textos educativos. Un dato fuera de lo común es que hace unos años
escribí una obra de teatro basada en un cuento mío, La
puerta abierta,
de temática sobrenatural con algo de terror, que el grupo teatral
Almovida representó durante dos años y que ganó el premio a la
mejor obra regional del Festival de Teatro de la Provincia de
Misiones (Argentina, 1996), donde yo vivía en ese momento. Más
tarde fue adaptada por el director de ese mismo grupo teatral y
representó a la Provincia de Misiones en el Festival Latinoamericano
de Mimo de Buenos Aires (1998) con muy buena acogida del público.
En
cuanto a las traducciones, he perdido la cuenta de cuántas he
publicado desde la década de 1980 hasta
hoy, pero han de ser más de ciento cincuenta, entre cuentos, novelas
cortas, novelas, artículos y reportajes, no sólo en revistas y
fanzines argentinos, entre los que se cuentan SINERGIA,
AXXÓN,
VÓTICE,
CUÁSAR
y NEUROMANTE,
sino también en editoriales españolas como LA
FACTORÍA DE IDEAS y AJEC.
He traducido obras de Ursula K. LeGuin, Isaac Asimov, Greg Egan,
Bruce McAllister, Vernor Vinge, George R. R. Martin y muchos otros
escritores fundamentales del género. La última novela que traduje,
Hermano
menor,
de Cory Doctorow, apareció completa en axxón
212
(2010); fue la primera traducción al español de esa obra y puede
leerse online. Mis traducciones de más reciente publicación
salieron hace dos o tres meses: La
isla,
de Peter Watts, novela corta ganadora del premio Hugo 2010, incluida
en el número 52 de la revista CUÁSAR,
y
El
amor de sus vidas (AXXÓN 225),
de Ian Watson y Roberto Quaglia, premiado por la British Science
Fiction Association como el mejor cuento corto de 2009.
6) O.M. ¿Es un gran
lector de ciencia ficción?
C.D.B. Definitivamente
sí, tanto por gusto como por trabajo. Como ya he dicho, desde
que descubrí a Bradbury a los once años no paré de leer CF en
todas sus modalidades porque me causaba, y me sigue causando, un gran
placer intelectual y emotivo. Soy de las que acostumbran leer un
libro más de una vez; por ejemplo, ya leí tres veces la saga
completa de El
Señor
de los Anillos.
Con los años, se agregaron los textos en inglés que he tenido que
leer para luego traducir, de los cuales algunos me han gustado y
otros no, y los relatos que me envían algunos editores locales para
que evalúe si vale la pena publicarlos. Gracias a esto, he podido
acceder a la obra de autores anglosajones de todas las épocas y
formarme un criterio claro sobre el desarrollo del género hasta la
actualidad. También soy una gran lectora en general; me gustan
muchas cosas, desde la dramaturgia de Shakespeare y García Lorca
hasta autores tan diversos como Freud, Nietzsche, Galeano, Khalil
Gibran, Oscar Wilde, Benedetti, Twain, Sabato y Víctor Hugo.
7) O.M. ¿Cuáles son sus
autores preferidos? ¿Por qué?
C.D.B. La
CF que más me gusta es la que tiene ideas
provocativas y originales, pero que también ahonda en el aspecto
humano. No leo CF para matar el tiempo ni como entretenimiento
ligero, sino porque quiero que un escritor me transporte a su
universo imaginado, me haga pensar, sentir y hasta replantearme
opiniones o creencias que tal vez eran equivocadas. Hay una gran
cantidad de autores que me han hecho reflexionar, reír, llorar,
comprender a las personas y al mundo, de modo que es muy difícil
para mí nombrar dos o tres. Tengo que mencionar a George Orwell, Ray
Bradbury, Theodore Sturgeon, Philip K. Dick, Philip José Farmer,
Cordwainer Smith, Alfred Bester, Fredrick Pohl, Stanislaw Lem, John
Varley, James Tiptree, Douglas Adams, Ursula K. LeGuin, Christopher
Priest, Connie Willis, John Kessel, Bruce McAllister, Mary Rosenblum,
James Patrick Kelly, Bruce Sterling, Lucius Shepard, George R. R.
Martin, Nancy Kress, Greg Egan, Ted Chiang y Cory Doctorow, pero hay
más. Y no puedo dejar fuera de esta lista a Franz Kafka y Ambrose
Bierce, dos escritores con los que me identifico profundamente, y a
los argentinos Julio Cortázar (un verdadero genio) y Adolfo Bioy
Casares.
8) O.M. ¿Qué autor lo
ha inspirado más?
C.D.B. Cuando senté las bases de lo que iba a hacer con mi literatura,
es decir en la adolescencia y la juventud, el autor que más me marcó
fue Theodore Sturgeon. En aquella época leí todos sus libros, o
todos los que pude conseguir. Él me enseñó que este género
permite escribir desde un libro basado en conceptos que la mayoría
de la gente juzgaría escandalosos, como Venus
más X,
hasta una novela delicada y sublime que llega a lo más profundo del
alma, como Más
que humano;
que no es obligatorio escribir un texto mainstream
para conmover o impactar a un lector y que el escritor de CF es el
más amplio y libre en todo sentido, porque puede escribir desde una
historia policial hasta un drama pasional sin salir del género. De
modo que Sturgeon, además del alimento mental y espiritual que me
proporcionó con sus relatos, me inspiró a escribir sobre cualquier
cosa que me viniera a la mente, a dar rienda suelta a mis ideas e
imaginación, porque la CF abarca todo: los viajes alucinógenos y
los culebrones espaciales, los extraterrestres y los inframundos, la
criogenia y las personalidades grabadas en un chip, las naves
gigantescas y los nanobots, la manipulación genética y la miseria
post-nuclear, el amor y la guerra, la sofisticación tecnológica y
el retroceso a la Edad de Piedra, las utopías y las ucronías…
sencillamente, todo lo que existe, existió y existirá. Más no se
puede pedir.
9) O.M. ¿Se dice que hay
muy poca ciencia ficción en su país, es verdad? ¿Por qué?
C.D.B. En
Argentina hay mucha CF. Existe una gran cantidad escritores,
guionistas,
dibujantes e incluso cineastas que vienen trabajando desde hace años
y también gente nueva que aparece constantemente. Lo que ocurre es
que carecen de la difusión que merecen, especialmente por parte de
las editoriales más importantes, que no apoyan al género y que sólo
lo publican cuando el escritor viene avalado por algún premio o
porque se pone de moda. Es decir, su prioridad es vender mucho y
ganar dinero, no fomentar la buena literatura del género.
Afortunadamente, en la Argentina contamos con dos publicaciones
decanas y pioneras como AXXÓN
y CUÁSAR,
editadas por Eduardo Carletti y Luis Pestarini respectivamente, donde
muchísimos autores de habla hispana, experimentados o que están
dando sus primeros pasos, encuentran un espacio para publicar desde
hace más de veinte años, con la posibilidad de ser conocidos
internacionalmente, ya que AXXÓN está en Internet y CUÁSAR,
que es una revista en papel, se distribuye en distintos países. Pero
la falta de interés por la literatura de CF no es un problema
privativo de nuestro país o de Latinoamérica, sino que ocurre a
nivel mundial y creo Hollywood tiene mucho que ver en eso. En la
actualidad, diría que la mayoría de los films norteamericanos se
encuadran dentro de la CF, la fantasía o el terror y casi todos
tienen un éxito fenomenal. A juzgar por lo que se consume en el cine
(por no mencionar a los videojuegos y a la industria del
entretenimiento en general) parecería que la CF está en su mejor
momento en todo el planeta. El problema es que, de todas esas
películas, muy pocas se pueden considerar CF en serio (entre las más
recientes, se salvan, por ejemplo, District
9,
Moon,
y la magnífica
Eternal sunshine of the spotless mind).
Pero, habitualmente, cuando Hollywood no engendra desvirtuadas
adaptaciones de libros con el final descaradamente cambiado, como en
el caso de I
am legend,
nos ofrece panfletos deplorables como Independence
Day
o tonterías supremas como Transformers
(una lástima, porque esos robots tan bien recreados merecían algo
mejor). De modo que las personas en general, incluidas las
editoriales que manejan el mercado, tienen la idea de que la CF es
eso donde aparecen extraterrestres malos que vienen a destruirnos,
naves disparando rayos y gente dinamitando asteroides hasta que llega
el presidente de los Estados Unidos y nos salva a todos.
Paradójicamente, la popularidad visual de la CF juega en contra de
la buena literatura de CF. Y, como decía antes, esto está
ocurriendo en todas partes. Hace poco me enteré, por comentarios de
amigos escritores norteamericanos e ingleses, que ni siquiera los
autores anglosajones renombrados pueden publicar libros fácilmente y
que las revistas y fanzines siguen siendo el gran baluarte del género
también en esos países.
10) O.M. ¿Se dice que la literatura de ciencia ficción es más bien para los adolescentes, piensa que en realidad tiene un alcance más importante?
C.D.B. El
que dice que la CF es para adolescentes es porque no ha leído CF de
verdad, como la de los autores que mencioné anteriormente. Es
probable que esa opinión se base en las
malas películas que ha visto y de las que hablé en la respuesta
anterior. También puede pensar eso un lector mainstream
que, por prejuicio, nunca se puso a investigar a conciencia por qué
la CF perdura desde hace 194 años, contando desde la publicación de
Frankenstein,
de Mary Shelley, considerada la novela fundadora del género, en
1818. O tal vez porque ha leído o visto material de CF que le ha
gustado mucho sin darse cuenta de que era CF. ¿Cuántos son
conscientes, por ejemplo, de que la excelente Inglorious
Bastards,
de Tarantino, es una ucronía, y por lo tanto es una película de CF?
En resumen, estas personas piensan que la CF es para adolescentes por
ignorancia. Es una afirmación tan necia y sin fundamento como decir
que los poemas de Neruda son nada más que para los románticos y los
que están enamorados. En cuanto a la segunda parte de la pregunta,
obviamente, como ya he mencionado, el género tiene un alcance mucho
más amplio y puede ajustarse a la mentalidad de los niños, los
adolescentes, los adultos y los ancianos. La buena literatura no
puede encasillarse; no creo en los libros para tal o cual edad. Los
buenos libros, de cualquier género, son para cualquiera que los
abra, esté preparado para leerlos y tenga ganas de seguir leyéndolos
hasta el final, sin importar los años que tenga.
11) O.M. ¿Qué opina del
porvenir de la literatura de Ciencia Ficción en Latinoamérica en
general y en su país en particular?
C.D.B. Creo
que seguirán surgiendo autores, ilustradores, guionistas
y directores de cine; los que ya existimos seguiremos publicando y
luchando por difundir el género, de alguna manera u otra,
continuaremos abriendo espacios alternativos independientes de la
gran industria editorial. Algo muy positivo es que, en los últimos
años, nos hemos conectado entre nosotros gracias a Internet, ya que
antes no teníamos idea de lo que ocurría en los demás países de
Latinoamérica. Ahora hay un intercambio intenso y nos conocemos casi
todos; ya no buscamos solamente las novedades de los anglosajones,
sino que también leemos con ansias las nuevas publicaciones online
de los autores hispanoparlantes. Todo ese panorama es muy alentador.
En cuanto a la literatura de CF en sí, hay de todo como en cualquier
actividad humana: tenemos escritores consolidados muy buenos, como el
cubano Yoss y los argentinos Carlos Gardini y Alejandro Alonso (todos
ganadores del importante Premio UPC), autores noveles muy
prometedores que aún necesitan pulirse y otros decididamente
olvidables. En lo que concierne a las temáticas, también contamos
con un amplio espectro. Hay una creciente tendencia a utilizar cada
vez más elementos locales y cada vez menos modelos anglosajones, que
de todos modos siguen siendo una referencia insoslayable por su
trascendencia dentro del género. En síntesis, soy optimista y
considero que la CF latinoamericana no necesita de la maquinaria
editorial del establishment
para seguir prosperando como hasta ahora. Aunque a todos nos gustaría
poder vivir de nuestra literatura, estamos acostumbrados a
compartirla sin retribución monetaria y a ganarnos el pan con otras
actividades.
12) O.M. ¿La Ciencia Ficción es una manera de expresar la realidad?
C.D.B. Por
supuesto. A decir verdad, es muchas
maneras de expresar la realidad. Por ejemplo, puede describirnos la
realidad sin cambiar nada e introducir un elemento inesperado para
ver qué sucede. O puede exagerar hasta el límite una característica
de la realidad para que la veamos como es: tal vez peligrosa,
ridícula o mucho más beneficiosa de lo que pensamos. En otros
casos, puede transportar toda nuestra realidad a otro mundo, con
otras condiciones climáticas y ambientales, para ver si algo cambia
o todo sigue igual. La CF parte de la realidad como punto de
referencia, porque los escritores vivimos aquí y ahora como todo el
resto de la gente, pero luego la interpreta, proyecta, revierte,
colapsa o extrapola para encontrar nuevos puntos de vista, problemas
o soluciones en los que nunca habíamos pensado, conflictos humanos
insospechados que pueden surgir si continuamos o no continuamos
haciendo lo mismo que hacemos hoy. Es verdaderamente apasionante y
creo no hay otro género capaz de extender los horizontes mentales
como la CF. Para terminar, les agradezco esta entrevista y envío un
saludo a todos los lectores del blog.
1 commentaire:
Muchas gracias a Claudia por sus respuestas detalladas y enriquecedoras.
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