14 septembre.
Aujourd’hui, 14 septembre, à trois heures de l’après-midi, par un temps doux, gris et pluvieux, je
suis entré dans ma nouvelle place. C’est la douzième en deux ans. Bien entendu, je ne parle pas des places que j’ai faites durant les années précédentes. Il me serait impossible de les compter. Ah ! je puis me vanter que j’en ai vu des intérieurs et des visages, et de sales âmes... Et ça n’est pas fini... À la façon, vraiment extraordinaire, vertigineuse, dont j’ai roulé, ici et là, successivement, de maisons en bureaux et de bureaux en maisons, du Bois de Boulogne à la Bastille, de l’Observatoire à Montmartre, des Ternes aux Gobelins, partout, sans pouvoir jamais me fixer nulle part, faut-il que les maîtres soient difficiles à servir maintenant !... C’est à ne pas croire.
L’affaire s’est traitée par l’intermédiaire des Petites Annonces du Figaro et sans que je voie Madame. Nous nous sommes écrit des lettres, ç’a été tout : moyen chanceux où l’on a souvent, de part et d’autre, des surprises. Les lettres de Madame sont bien écrites, ça c’est vrai. Mais elles révèlent un caractère tâtillon et méticuleux... Ah ! il lui en faut des explications et des commentaires, et des pourquoi, et des parce que... Je ne sais si Madame est avare ; en tout cas, elle ne se fend guère pour son papier à lettres... Il est acheté au Louvre... Moi qui ne suis pas riche, j’ai plus de coquetterie... J’écris sur du papier parfumé à la peau d’Espagne, du beau papier, tantôt rose, tantôt bleu pâle, que j’ai collectionné chez mes anciennes maîtresses... Il y en a même sur lequel sont gravées des couronnes de comtesse... Ça a dû lui en boucher un coin. Enfin, me voilà en Normandie, au Mesnil-Roy. La propriété de Madame, qui n’est pas loin du pays, s’appelle Le Prieuré... C’est à peu près tout ce que je sais de l’endroit où, désormais, je vais vivre...
Je ne suis pas sans inquiétudes ni sans regrets d’être venue, à la suite d’un coup de tête, m’ensevelir dans ce fond perdu de province. Ce que j’en ai aperçu m’effraie un peu, et je me demande ce qui va encore m’arriver ici... Rien de bon sans doute et, comme d’habitude, des
embêtements... Les embêtements, c’est le plus clair de notre bénéfice. Pour une qui réussit, c’est-à-dire pour une qui épouse un brave garçon ou qui se colle avec un vieux, combien sont destinées aux malchances, emportées dans le grand tourbillon de la misère ?... Après tout, je n’avais pas le choix ; et cela vaut mieux que rien.
Ce n’est pas la première fois que je suis engagée en province. Il y a quatre ans, j’y ai fait une place... Oh ! pas longtemps... et dans des circonstances véritablement exceptionnelles... Je me souviens de cette aventure comme si elle était d’hier... Bien que les détails en soient un peu lestes et même horribles, je veux la conter... D’ailleurs, j’avertis charitablement les personnes qui me liront que mon intention, en écrivant ce journal, est de n’employer aucune réticence, pas plus vis-à-vis de moi-même que vis-à-vis des autres. J’entends y mettre au contraire toute la franchise qui est en moi et, quand il le faudra, toute la brutalité qui est dans la vie. Ce n’est pas de ma faute si les âmes, dont on arrache les voiles et qu’on montre à nu, exhalent une si forte odeur de pourriture.
Octave Mirbeau, Journal d'une femme de chambre, 1900.
***
Barbara nous propose sa traduction :
14 de septiembre.
Hoy, 14 de septiembre, a las tres de la tarde, con un tiempo templado, nublado y lluvioso, empecé en mi nuevo puesto. Es el duodécimo en dos años. Por supuesto, no hablo de los puestos en los que trabajé durante los años anteriores. Me resultaría imposible contarlos. ¡Ah! Puedo jactarme de haber visto unos cuantos hogares y caras, y malas almas... Y no se ha acabado... A la manera, verdaderamente extraordinaria, vertiginosa, con la que he rodado, acá y acullá, sucesivamente, de casas en despachos y de despachos en casas, del Bosque de Boulogne hasta La Bastilla, del Observatorio hasta Montmartre, del barrio Les Ternes hasta el de Les Gobelins, por todas partes, sin poder fijarme nunca en ninguna parte, ¡hay que ver lo difícil que es servir a los amos hoy en día!... Es para no creérselo. Se arregló el asunto mediante los Anuncios por Palabras del Figaro y sin que viera a la Señora. Nos escribimos cartas, eso fue todo : un medio aventurado con el que se dan, de una y otra parte, unas sorpresas. Las cartas de la Señora están bien escritas, eso es verdad. Pero revelan un carácter puntilloso y meticuloso... ¡Ah! Cuántas explicaciones y comentarios necesita, y cuántos por qué y ya que... No sé si la Señora es tacaña ; de todos modos, no es su papel de correspondencia el que la deja sin blanca... Se lo compró en el Louvre... Yo, que no soy rica, tengo mas coquetería... Escribo en un papel perfumado con piel de Rusia, un papel hermoso, unas veces rosa, otras azul palido, que coleccioné en casas de mis antiguas amas... Hasta tengo uno en el que están grabadas coronas de condesa... Debió de dejarla de piedra. En fin, aquí estoy en Normandía, en Mesnil-Roy. La propiedad de la Señora, que no está lejos del pueblo, se llama Le Prieuré... Es más o menos todo lo que sé del sitio en el que, a partir de ahora, voy a vivir... No me encuentro sin preocupaciones ni remordimientos de haber venido, tras un arrebato, a enterrarme en este fondo perdido de provincia. Lo que he alcanzado a percibir me asusta un poco, y me pregunto lo que aún queda por ocurrirme aquí... Nada bueno, no cabe duda y, como siempre, problemas... Los problemas, son la mayor parte de nuestro beneficio. Por una que sale adelante, o sea una que acaba por casarse con un buen mozo o que se arrejunta con un anciano, ¿cuántas están destinadas a las desgracias, arrastradas por el gran remolino de la miseria? Al fin y al cabo, no tenía elección ; y más vale eso que nada. No es la primera vez que me contratan en provincias. Hace cuatro años, ocupé un empleo... ¡Oh! no mucho tiempo... y en unas circunstancias realmente excepcionales... Recuerdo aquella aventura como si fuera ayer... Aunque los pormenores son algo picantes y hasta horrorosos, la quiero contar... Por cierto, advierto con caridad a las personas que me leerán que mi intención, escribiendo este diario, es de renunciar a cualquier reticencia, no más hacia mí misma que hacia los demás. Pretendo al contrario echarle toda la franqueza que llevo dentro y, cuando haga falta, toda la brutalidad que lleva la vida. No es culpa mía si las almas, a las que se les arrancan los velos y se muestran al desnudo, exhalan tan fuerte hedor a podredumbre.
14 de septiembre.
Hoy, 14 de septiembre, a las tres de la tarde, con un tiempo templado, nublado y lluvioso, empecé en mi nuevo puesto. Es el duodécimo en dos años. Por supuesto, no hablo de los puestos en los que trabajé durante los años anteriores. Me resultaría imposible contarlos. ¡Ah! Puedo jactarme de haber visto unos cuantos hogares y caras, y malas almas... Y no se ha acabado... A la manera, verdaderamente extraordinaria, vertiginosa, con la que he rodado, acá y acullá, sucesivamente, de casas en despachos y de despachos en casas, del Bosque de Boulogne hasta La Bastilla, del Observatorio hasta Montmartre, del barrio Les Ternes hasta el de Les Gobelins, por todas partes, sin poder fijarme nunca en ninguna parte, ¡hay que ver lo difícil que es servir a los amos hoy en día!... Es para no creérselo. Se arregló el asunto mediante los Anuncios por Palabras del Figaro y sin que viera a la Señora. Nos escribimos cartas, eso fue todo : un medio aventurado con el que se dan, de una y otra parte, unas sorpresas. Las cartas de la Señora están bien escritas, eso es verdad. Pero revelan un carácter puntilloso y meticuloso... ¡Ah! Cuántas explicaciones y comentarios necesita, y cuántos por qué y ya que... No sé si la Señora es tacaña ; de todos modos, no es su papel de correspondencia el que la deja sin blanca... Se lo compró en el Louvre... Yo, que no soy rica, tengo mas coquetería... Escribo en un papel perfumado con piel de Rusia, un papel hermoso, unas veces rosa, otras azul palido, que coleccioné en casas de mis antiguas amas... Hasta tengo uno en el que están grabadas coronas de condesa... Debió de dejarla de piedra. En fin, aquí estoy en Normandía, en Mesnil-Roy. La propiedad de la Señora, que no está lejos del pueblo, se llama Le Prieuré... Es más o menos todo lo que sé del sitio en el que, a partir de ahora, voy a vivir... No me encuentro sin preocupaciones ni remordimientos de haber venido, tras un arrebato, a enterrarme en este fondo perdido de provincia. Lo que he alcanzado a percibir me asusta un poco, y me pregunto lo que aún queda por ocurrirme aquí... Nada bueno, no cabe duda y, como siempre, problemas... Los problemas, son la mayor parte de nuestro beneficio. Por una que sale adelante, o sea una que acaba por casarse con un buen mozo o que se arrejunta con un anciano, ¿cuántas están destinadas a las desgracias, arrastradas por el gran remolino de la miseria? Al fin y al cabo, no tenía elección ; y más vale eso que nada. No es la primera vez que me contratan en provincias. Hace cuatro años, ocupé un empleo... ¡Oh! no mucho tiempo... y en unas circunstancias realmente excepcionales... Recuerdo aquella aventura como si fuera ayer... Aunque los pormenores son algo picantes y hasta horrorosos, la quiero contar... Por cierto, advierto con caridad a las personas que me leerán que mi intención, escribiendo este diario, es de renunciar a cualquier reticencia, no más hacia mí misma que hacia los demás. Pretendo al contrario echarle toda la franqueza que llevo dentro y, cuando haga falta, toda la brutalidad que lleva la vida. No es culpa mía si las almas, a las que se les arrancan los velos y se muestran al desnudo, exhalan tan fuerte hedor a podredumbre.
***
Brigitte nous propose sa traduction :
14 de septiembre
Hoy a 14 de septiembre, a las tres de la tarde, con un tiempo templado, nublado y lluvioso, empecé en mi nuevo puesto. Se trata del duodécimo en dos años. Por supuesto, no hablo de los empleos que ocupé durante los años anteriores. Me resultaría imposible hacer la cuenta de todos. ¡ Ah ! puedo jactarme de haber visto hogares y semblantes, y almas malas… Y todavía no se acabó…Por la manera, verdaderamente extraordinaria, vertiginosa, con la que viajé, aquí o allá, de una parte a otra, de casas a oficinas y de oficinas a casas, desde el bosque de Boulogne hasta la plaza de La Bastilla, desde el Observatorio hasta Montmartre, desde los Ternes hasta Les Gobelins, por todas partes, sin nunca poder establecerme en ningún sitio, cuán difíciles de servir son los amos hoy en día ! …No es de creer.
El asunto se arregló por el intermediario de los anuncios por palabra del Figaro y sin que yo viera a la Señora. Nos escribimos cartas, nada más : medio afortunado con el que, muchas veces, cada uno tiene, por una parte y otra, unas sorpresas. Las cartas de la Señora están bien escritas, eso es cierto. Pero revelan un carácter puntilloso y meticuloso…Ay cuántas explicaciones y comentarios necesita ella, y cuántos por qué y porque…No sé si la Señora será tacaña ; en todo caso, no gasta mucho en papel de escribir…está comprado en el Louvre…Yo, que no soy rica, tengo más coquetería. Escribo sobre papel perfumado con piel de España, hermoso papel, ora rosa, ora azul pálido, que recogí en casa de mis antiguas amas…Hasta los hay estampados con coronas de condesa…Eso la habrá dejado sin habla. Bueno, ya estoy en Normandía, en el Mesnil-Roy. La finca de la Señora, que no está lejos del pueblo, se llama El Priorato… Es poco más o menos lo único que sé del lugar donde, ahora en adelante, voy a vivir…
No me encuentro sin inquietudes ni arrepentimientos al haber venido, por mero capricho mío, a enterrarme en ese rincón perdido de provincias. Lo poco que he podido ver de él me asusta un poco, y todavía me pregunto lo que me va a pasar aquí… Seguro que nada bueno y, como siempre, problemas… Los problemas representan la mayor parte de nuestra ganancia. Por una que sale adelante, es decir por una que se casa con un buen joven o que se arrima a un anciano, cuántas se destinan a las desgracias, llevadas por el gran remolino de la miseria ?… De todas formas, yo no tenía otro remedio. Y más vale eso que nada.
No es la primera vez que me contratan en provincias. Hace cuatro años, ocupé un puesto… Bueno, poco tiempo… Y en unas circunstancias verdaderamente excepcionales… Recuerdo dicha aventura como si fuera ayer… Aunque los pormenores sean un algo picantes y hasta horribles, quiero contársela…
Además, advierto con amabilidad a las personas que me lean, que mi propósito, al escribir este diario, es no tener ningún reparo, tanto hacia conmigo, como hacia los demás. Al contrario quiero poner en él toda la franqueza que está en mí y, cuando haga falta, toda la brutalidad que está presente en la existencia. No tengo yo la culpa si las almas, a las que se arrancan los velos y se revelan al descubierto, exalan un olor tan fuerte a podrido.
14 de septiembre
Hoy a 14 de septiembre, a las tres de la tarde, con un tiempo templado, nublado y lluvioso, empecé en mi nuevo puesto. Se trata del duodécimo en dos años. Por supuesto, no hablo de los empleos que ocupé durante los años anteriores. Me resultaría imposible hacer la cuenta de todos. ¡ Ah ! puedo jactarme de haber visto hogares y semblantes, y almas malas… Y todavía no se acabó…Por la manera, verdaderamente extraordinaria, vertiginosa, con la que viajé, aquí o allá, de una parte a otra, de casas a oficinas y de oficinas a casas, desde el bosque de Boulogne hasta la plaza de La Bastilla, desde el Observatorio hasta Montmartre, desde los Ternes hasta Les Gobelins, por todas partes, sin nunca poder establecerme en ningún sitio, cuán difíciles de servir son los amos hoy en día ! …No es de creer.
El asunto se arregló por el intermediario de los anuncios por palabra del Figaro y sin que yo viera a la Señora. Nos escribimos cartas, nada más : medio afortunado con el que, muchas veces, cada uno tiene, por una parte y otra, unas sorpresas. Las cartas de la Señora están bien escritas, eso es cierto. Pero revelan un carácter puntilloso y meticuloso…Ay cuántas explicaciones y comentarios necesita ella, y cuántos por qué y porque…No sé si la Señora será tacaña ; en todo caso, no gasta mucho en papel de escribir…está comprado en el Louvre…Yo, que no soy rica, tengo más coquetería. Escribo sobre papel perfumado con piel de España, hermoso papel, ora rosa, ora azul pálido, que recogí en casa de mis antiguas amas…Hasta los hay estampados con coronas de condesa…Eso la habrá dejado sin habla. Bueno, ya estoy en Normandía, en el Mesnil-Roy. La finca de la Señora, que no está lejos del pueblo, se llama El Priorato… Es poco más o menos lo único que sé del lugar donde, ahora en adelante, voy a vivir…
No me encuentro sin inquietudes ni arrepentimientos al haber venido, por mero capricho mío, a enterrarme en ese rincón perdido de provincias. Lo poco que he podido ver de él me asusta un poco, y todavía me pregunto lo que me va a pasar aquí… Seguro que nada bueno y, como siempre, problemas… Los problemas representan la mayor parte de nuestra ganancia. Por una que sale adelante, es decir por una que se casa con un buen joven o que se arrima a un anciano, cuántas se destinan a las desgracias, llevadas por el gran remolino de la miseria ?… De todas formas, yo no tenía otro remedio. Y más vale eso que nada.
No es la primera vez que me contratan en provincias. Hace cuatro años, ocupé un puesto… Bueno, poco tiempo… Y en unas circunstancias verdaderamente excepcionales… Recuerdo dicha aventura como si fuera ayer… Aunque los pormenores sean un algo picantes y hasta horribles, quiero contársela…
Además, advierto con amabilidad a las personas que me lean, que mi propósito, al escribir este diario, es no tener ningún reparo, tanto hacia conmigo, como hacia los demás. Al contrario quiero poner en él toda la franqueza que está en mí y, cuando haga falta, toda la brutalidad que está presente en la existencia. No tengo yo la culpa si las almas, a las que se arrancan los velos y se revelan al descubierto, exalan un olor tan fuerte a podrido.
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