mardi 2 septembre 2008

Le test du 15 septembre

Une partie des étudiants de l'effectif 2008-2009 a donc déjà été recrutée à la session de juin (félicitations à Nathalie, Laure, Brigitte et Olivier !) et une deuxième chance est en effet offerte en septembre pour encore trois ou quatre places (précisons que seuls sont autorisés à se présenter des étudiants n'ayant pas composé en juin). Outre la remise d'un dossier d'inscription (avant le 8 septembre), il faut passer ce fameux test, à propos duquel voici quelques informations pratiques et quelques conseils.
La salle reste encore à préciser, mais cela aura lieu le 15 septembre, de 14h00 à 17h00. Trois heures pour un long et difficile travail, découpé en trois volets :
1- Une traduction littéraire d'environ 2 pages, soit une quarantaine de lignes. L'auteur peut être aussi bien espagnol que latino-américain. En juin, il s'agissait d'un extrait d'une nouvelle « Las aguas del abismo », du Cubain Félix Lizárraga (vous trouverez le texte à la fin de ce message). L'exercice n'est effectivement pas aisé dans la mesure où il faut à la fois traduire le plus possible en quantité (même s'il n'est pas indispensable d'aller jusqu'au bout; insistons bien sur ce point: il ne serait pas rédhibitoire de s'arrêter avant la fin) et, évidemment, le mieux possible. Il va de soi que l'on n'attend pas du candidat une maîtrise parfaite du vocabulaire et, plus encore, une traduction finement travaillée en un tel laps de temps… Néanmoins, à travers cette courte bataille avec un texte littéraire, il s'agit de démontrer certaines aptitudes et globalement un rapport à la langue: sont évalués le repérage d'un certain nombre d'indices conditionnant visiblement directement le passage vers le français (qui parle? à qui? comment?), la prise en compte d'éventuels jeux intertextuels (dans «Las aguas del abismo», on a pu regretter qu'en dehors de deux candidats, la plupart soient passés à côté de l'allusion à la pièce de Lope de Vega, «El perro del hortelano»), de bons réflexes dans les choix de traitement des singularités et difficultés du texte (on ne fera pas parler un narrateur âgé de neuf ans comme on ferait parler un narrateur âgé de soixante-dix ans), et une mise en français adéquate, équilibrée et le plus juste possible. La question n'est pas de se mettre soi-même en avant, mais de prendre réellement le texte en mains, avec –le cas échéant– des choix de traduction affirmés, tout en respectant profondément le travail de l'auteur.
2- Une traduction d'un fragment d'article de presse, espagnol ou latino-américain, d'environ une centaine de lignes. Si l'exercice est davantage connu des étudiants, la difficulté vient là aussi de la longueur du texte proposé et de la maîtrise de certaines tournures et registres propres au journalisme. Là, il s'agira d'être synthétique, fluide et de rejoindre le français avec naturel.
3- Un exercice de stylistique. Le sujet comprend quelques lignes de texte, dont la nature peut être très variée, et vous laisse ensuite la liberté d'inventer la suite. Tout l'enjeu est de bien repérer les particularités d'écriture et de contenu du fragment proposé pour s'y couler comme dans un moule et offrir une continuité qui doit paraître naturelle et logique par rapport à la matière donnée au départ. Il s'agit d'un exercice très utile pour repérer les étudiants véritablement capables de "diagnostiquer" un texte dans toutes ses dimensions, c'est-à-dire en pénétrer le sens en même temps que tous les aspects formels, essentiels pour le passage vers le français.
Aucun dictionnaire n'est autorisé pendant le test.
Les résultats seront connus vers le 21 septembre.
Bonne chance à tous !
Caroline Lepage
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Test de juin 2008

UNIVERSITÉ MICHEL DE MONTAIGNE – BORDEAUX 3

TEST D’ADMISSION AU MASTER 2 PROFESSIONNEL

Traduction littéraire

Traduire le texte ci-dessous, le mieux possible et en avançant le plus possible.

Las hordas de los perros del hortelano, implacables e innúmeras, desertaron al fin la biblioteca ; la temporada de la caza de exámenes había terminado ; pude volver tranquilo a la sala grisblanca con algo de templo y de sepulcro, colocar mi carpeta sobre una mesa a dos – a la última de a uno acababa de adelantárseme una vieja, pisándome de paso con un tacón como una daga – ; entregué mi pedido a la bibliotecaria de cara de vinagre, me dispuse a esperar en el sofá mullido del vestíbulo, encendiendo un cigarro que, bien lo sabía yo, iba a multiplicarse por tres o cuatro mientras venían los libros, siempre traídos por sabe Dios qué sádica tortuga ; extendí el pie adolorido, me eché atrás, me puse a ver pasar la variopinta fauna de biblioteca (pido disculpas por lo de variopinta ; es palabreja que abunda en las usuales traducciones del ruso tanto como escasea en la literatura de lengua castellana, del Mio Cid a la fecha, supongo por las mismas, recónditas razones ; la apunto sólo porque se me ocurrió allí mismo, nunca para dar pie a comentario alguno a posteriori o margen, literarias malicias a las que soy ajeno ; ojalá se vacíe alguna mesa sola, pensaba yo también ; he entresacado, a modo de ilustración circunstancial, un par apenas de las mil y una cosas que me vinieron a la mente durante los minutos de la espera ; constatar siquiera una centésima parte de su total es tarea a la que renuncio de antemano ; aun cuando la memoria lo conservase todo – como dicen que hace en realidad, lo que sucede es que no poseemos, al menos todavía, la llave que abre esa pandórea caja – no me hace falta alguna ese conocimiento incluso ahora, que me afano en reconstruir un par de horas escasas de una tarde invernal ; necesitara en caso tal seiscientas páginas para cada minuto, no las menos posibles en que intento apretar esta historia ; sin contar con que el tiempo, la memoria, sinónimos acaso, no son eso que el vulgo entiende como tales – pero cierro el paréntesis –) ; así sentado, fumaba yo, esperaba ; un viento repentino – maldito invierno – hacía hablar el metal de las persianas, ululaba allá afuera, anácronico coro de plañideras árabes ; me arrebujé en mi abrigo – maldito – sin resultado – invierno – ; de este modo llegué al segundo cigarro ; mi caja de fósforos callaba (pero yo hubiera jurado que estaba llena), y hube de recurrir a mi recién vecino de espera ; admiré unos instantes, tras prender mi cigarro, el viejo encendedor, pesado, de un metal oroviejo, delicados relieves figurando uno como dragón que vomitaba asiático florescencias de fuego ; lo devolví a su dueño – ojos claros, mi edad, suéter rojogastado de rombos arlequinos, poco que ver con el objeto que parecía pedir para hacer juego algún señor maduro de traje y portafolios – ; regresé a mi cigarro ; una de las ventajas indiscutibles del cigarro es que permite colmar o fabricar las pausas que uno quiera, cuando uno quiera ; yo, por qué no confesarlo, casi siempre las quiero ; no soy tímido, pero tampoco especialmente sociable ; en general prefiero fumar a conversar, aun con aquellas personas que prefiero ; eso me ha hecho ganar reputación de tipo comprensivo, lo que tampoco es especialmente cierto ; y de discreto, cosa que sí es verdad, aun cuando no lo sea por convicción especial, sino, más bien, por pura indiferencia (todo este análisis de personalidad, tal vez exacto, no lo he hecho yo, lo que fuera un estímulo aunque un esfuerzo que no haría por mí mismo, sino Martha, con el agravante de que poco a poco, con el paso del tiempo, ha ido volviéndose su tema favorito, a cualquier hora…

Felix Lizárraga (Cuba), “Las aguas del abismo”, in Nuevos narradores cubanos, Barcelona, Ediciones Siruela, 2000, pp.41-43.


Traduction journalistique

Patente de corso

Me sigue sorprendiendo que se sorprendan. O que hagan tanto paripé, cuando en realidad no les importa en absoluto. Ni a unos, ni a otros. Y eso que todo viene seguido, como las olas y las morcillas. La última –estudio internacional sobre alumnos de Primaria, o como se llame ahora– es que el número de alumnos españoles de diez años con falta de comprensión lectora se acerca al 30 por ciento. Dicho en parla normal: uno de cada tres críos no entiende un carajo de lo que lee. Y a los 18 años, dos de cada tres. Eso significa que, más o menos en la misma proporción, los zagales terminan sus estudios sin saber leer ni escribir correctamente. Las deliciosas criaturas, o sea. El báculo de nuestra vejez.
Pero tranquilos. La Junta de Andalucía toma cartas en el asunto. Fiel a la tradicional política, tan española, de subvenciones, ayudas y compras de voto, y además le regalo a usted la Chochona, la manta Paduana y el paquete de cuchillas de afeitar para el caballero, a los maestros de allí que «se comprometan a la mejora de resultados» les van a dar siete mil euros uno encima de otro. Lo que demuestra que son ellos quienes tienen la culpa: ni la Logse, ni la falta de autoridad que esa ley les arrebató, ni la añeja estupidez analfabeta de tanto delincuente psicopedagógico y psicopedagocrático, inquilino habitual, gobierne quien gobierne, del ministerio de Educación. Los malos de la película son, como sospechábamos, los infames maestros. Así que, oigan. A motivarlos, para que espabilen. Que la pretendida mejora de resultados acabe en aprobados a mansalva para trincar como sea los euros prometidos –una tentación evidente–, no se especifica, aunque se supone. Lo importante es que las estadísticas del desastre escolar se desplacen hacia otras latitudes. Y los sindicatos, claro, apoyan la iniciativa. Consideren si no la van a apoyar: ya han conseguido que a sus liberados, que llevan años sin pisar un aula, les prometan los siete mil de forma automática, por la cara. Y más ahora que, de aquí a tres años, con los nuevos planes de la puta que nos parió, un profesor de instituto ya no tendrá que saber lengua, ni historia, ni matemáticas. Le bastará con saber cómo se enseñan lengua, historia y matemáticas. Y más si curra en España: el único país del mundo donde los profesores de griego o latín enseñan inglés.
Así, felices de habernos conocido, seguimos galopando alegremente, toctoc, tocotoc, hacia la nada absoluta. Todavía hay tontos del ciruelo –y tontas del frutal que corresponda– sosteniendo imperturbables que leer en clase en voz alta no es pedagógico. Que ni siquiera leer lo es; ya que, según tales capullos, dedicar demasiado tiempo a la lectura antes de los 14 años hace que los chicos se aíslen del grupo y descuiden las actividades comunes y el buen rollito. Y eso de ir por libre en el cole es mentar la bicha; te convierte en pasto de psicólogos, psicoterapeutas y psicoterapeutos. Cada pequeño cabrón que prefiere leer en su rincón a interactuar adecuadamente en la actividad plástico-formativo-solidaria de su entorno circunflejo, por ejemplo, torpedea que el día de mañana tengamos ciudadanos aborregados, acríticos, ejemplarmente receptivos a la demagogia barata, que es lo que se busca. Mejor un bobo votando según le llenen el pesebre, que un resabiado culto que lo mismo se cisca en tus muertos y vete tú a saber.
El otro día tomé un café con mi compadre Pepe Perona –«Café, tabaco y silencio, hoy prohibidos», gruñía–, que pese a ser catedrático de Lengua Española exige que lo llamen maestro de Gramática. Le hablé de cuando, en el cole, nos disponían alrededor del aula para leer en voz alta el Quijote y otros textos, pasando a los primeros puestos quienes mejor leían. «¿Primeros puestos? –respingó mi amigo–. Ahora, ni se te ocurra. Cualquier competencia escolar traumatiza. Es como dejar que los niños varones jueguen con pistolas y no con cocinitas o Nancys.
[…]
Te convierte en xenófobo, machista, asesino en serie y cosas así». Luego me ilustró con algunas experiencias personales: una universitaria que lee siguiendo con el dedo las líneas del texto, otro que mueve los labios y la cabeza casi deletreando palabras… «El próximo curso –concluyó– voy a empezar mis clases universitarias con un dictado: Una tarde parda y fría de invierno. Punto. Los colegiales estudian. Punto. Monotonía de lluvia tras los cristales. Después, tras corregir las faltas de ortografía, mandaré escribir cien veces: Analfabeto se escribe sin hache; y luego, lectura en voz alta: En un lugar de la Mancha, etcétera». Lo miré, divertido. «¿Lo sabe tu rector?». Asintió el maestro de Gramática. «¿Y qué dice al respecto?». Sonreía mi amigo, malévolo y feliz, encantado con la idea; y pensé que así debió de sonreír Sansón entre los filisteos. «Dice que me van a crucificar.»

Arturo Pérez-Reverte, El Semanal, 16 de Marzo de 2008

Stylistique française
Vous proposerez une site à ce texte (15 lignes). Vous en conserverez le style et les procédés, chaque argument devant implicitement contenir une attaque contre les partisans de l'esclavagisme.

Si j'avais à soutenir le droit que nous avons eu de rendre les nègres esclaves, voici ce que je dirais:
Les peuples d'Europe ayant exterminé ceux de l'Amérique, ils ont dû mettre en esclavage ceux de l'Afrique pour s'en servir à défricher tant de terres.
Le sucre serait trop cher, si l'on ne faisait travailler la plante qui le produit par des esclaves.
Ceux dont il s'agit sont noirs depuis les pieds jusqu'à la tête ; et ils ont le nez si écrasé qu'il est presque impossible de les plaindre.
On ne peut se mettre dans l'esprit que Dieu, qui est un être très sage, ait mis une âme, surtout bonne, dans un corps tout noir. […]
Une preuve que les nègres n'ont pas le sens commun, c'est qu'ils font plus de cas d'un collier de verre que de l'or, qui, chez les nations policées, est d'une si grande conséquence.


Montesquieu, De l'esprit des Lois, XV, 5 (1748)



3 commentaires:

Tradabordo a dit…

La commission de sélection se réunira le jeudi 18 septembre

Amélie a dit…

Bonjour,
Je suis actuellement en M1 traduction littéraire espagnol à Angers, et je suis tombée l'autre jour sur votre blog que je trouve génial, et qui m'a donné envie de postuler au master 2 de Bordeaux l'an prochain. J'aurais donc aimé avoir le plus de renseignements possibles, si quelqu'un a le temps de me les fournir: que pensez-vous de votre master, quels sont les cours, est-ce que la formation est complète, combien d'heures par semaine avez-vous ...
Je vous laisse mon adresse mail: erra1612@hotmail.com

Merci beaucoup à tous.

Anonyme a dit…

J'ai répondu à Amélie mais, comme vous vous en doutez, puisque que je ne peux cette année assister à l'intégralité des cours à cause de mes nombreuses contraintes professionnelles et géographiques, mes réponses à ses interrogations sont forcément très partielles...
Chèr(e)s collègues apprenti(e)s, je vous encourage à compléter mes informations très "lacunaires" et à convaincre cette angevine enthousiaste de devenir bordelaise le temps d'un Master 2 et de venir rejoindre l'an prochain l'équipe de "Tradadictos" que nous sommes...Elle n'aura pas à regretter son choix d'"émigration choisie" !!!