dimanche 2 août 2009

Votre thème du week-end, Rolland

En photo : 1915- Romain Rolland (1866-1944) par joankim1

Saint Martin soit béni ! Les affaires ne vont plus. Inutile de s’éreinter. J’ai assez travaillé dans ma vie. Prenons un peu de bon temps. Me voici à ma table, un pot de vin à ma droite, l’encrier à ma gauche ; un beau cahier tout neuf, devant moi, m’ouvre ses bras. À ta santé, mon fils, et causons ! En bas, ma femme tempête. Dehors, souffle la bise, et la guerre menace. Laissons faire. Quelle joie de se retrouver, mon mignon, mon bedon, face à face tous deux !… (C’est à toi que je parle, trogne belle en couleurs, trogne curieuse, rieuse, au long nez bourguignon et planté de travers, comme chapeau sur l’oreille…) Mais dis-moi, je te prie, quel singulier plaisir j’éprouve à te revoir, à me pencher, seul à seul, sur ma vieille figure, à me promener gaiement à travers ses sillons, et, comme au fond d’un puits (foin d’un puits !) de ma cave, à boire dans mon cœur une lampée de vieux souvenirs ? Passe encore de rêver, mais écrire ce qu’on rêve !… Rêver, que dis-je ? J’ai les yeux bien ouverts, larges, plissés aux tempes, placides et railleurs ; à d’autres les songes creux ! Je conte ce que j’ai vu, ce que j’ai dit et fait… N’est-ce pas grande folle ? Pour qui est-ce que j’écris ? Certes pas pour la gloire ; je ne suis pas une bête, je sais ce que je vaux, Dieu merci !… Pour mes petits-enfants ? De toutes mes paperasses, que restera dans dix ans ? Ma vieille en est jalouse, elle brûle ce qu’elle trouve… Pour qui donc ? – Eh ! pour moi. Pour notre bon plaisir. Je crève si je n’écris. Je ne suis pas pour rien le petit-fils du grand-père qui n’eût pu s’endormir avant d’avoir noté, au seuil de l’oreiller, le nombre de pots qu’il avait bus et rendus. J’ai besoin de causer ; et dans mon Clamecy, aux joutes de la langue, je n’en ai tout mon soûl. Il faut que je me débonde, comme cet autre qui faisait le poil au roi Midas. J’ai la langue un peu trop longue ; si l’on venait à m’entendre, je risque le fagot. Mais tant pire, ma foi ! Si l’on ne risquait rien, on étoufferait d’ennui. J’aime, comme nos grands bœufs blancs, à remâcher le soir le manger de ma journée. Qu’il est bon de tâter, palper et peloter tout ce qu’on a pensé, observé, ramassé, de savourer du bec, de goûter, regoûter, laisser fondre sur sa langue, déglutiner lentement en se le racontant, ce qu’on n’a pas eu le temps de déguster en paix, tandis qu’on se hâtait de l’attraper au vol ! Qu’il est bon de faire le tour de son petit univers, de se dire : « Il est à moi. Ici, je suis maître et seigneur. Ni froidure ni gelées n’ont de prise sur lui. Ni roi, ni pape, ni guerres. Ni ma vieille grondeuse… »

Or çà, que je fasse un peu le compte de cet univers !

Romain Rolland, Colas Breugnon, 1919.

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Brigitte nous propose sa traduction :

¡ Bendito sea San Martín ! Los negocios ya no salen bien. Es inútil agotarse. Ya trabajé lo suficiente en mi vida. A disfrutar un poco. Aquí estoy, sentado en mi escritorio, con un jarro de vino a mi derecha, el tintero a la izquierda ; un precioso cuaderno nuevo, delante de mí, me espera con los brazos abiertos. ¡ A tu salud, hijo mío, y a conversar ! Abajo, mi mujer está vociferando. Fuera, sopla el cierzo y la guerra amenaza. Dejémoslo. ¡ Qué alegría volver a encontrarnos, cariño mío, mi panzón, cara a cara los dos !... (Te estoy hablando a ti, jeta pintoresca, jeta extraña, risueña, de larga nariz borgoñona y clavada de través, como sombrero en la oreja…) Pero, dime, por favor, ¿ Qué placer tan singular experimento al volver a verte, al inclinarme, a solas, en mi viejo rostro, paseándome con regocijo por sus surcos y, como en el fondo de un pozo (¡ De pozo, ni hablar !) de mi bodega, para beber en mi corazón un trago de antiguos recuerdos ? Ya está bien con soñar, pero ¡ Escribir lo que uno sueña ! …Soñar, ¿ Qué digo yo ? Mis ojos están muy abiertos, grandes, arrugados en las sienes, plácidos y burlones; ¡ Para otros los sueños huecos ! Cuento lo que he visto , lo que he hecho y dicho…¿ No será pura locura ? ¿ Para quién escribo ? Desde luego, no por amor al arte; no soy una bestia, ya sé lo que valgo, gracias a Dios … ¿ Para mis nietos ? Entre todo mi papelorio ¿ Qué quedará dentro de diez años ? Mi vieja le tiene celos y quema todo lo que encuentra…¿ Para quién, pues ? - ¡ Pues, para mí ! Por puro capricho nuestro. Si no escribo, reviento. No en vano soy el nieto del abuelo que no hubiera logrado el sueño antes de haber apuntado, en el umbral de la almohada, el número de copas que había bebido y devuelto. Necesito conversar; y en mi pueblo de Clamecy, en las justas del idioma, no tengo todo cuanto quiero. Necesito explayarme, como aquél que superaba al rey Midas. Tengo la lengua algo suelta ; si me oyeran, me arriesgo a la hoguera. Pero, ¡ Qué se le va a hacer, a fé mía ! De no arriesgarse uno se ahogaría de aburrimiento. A mi, como a nuestros grandes bueyes blancos, me gusta rumiar por la noche, la comida la jornada. ¡ Qué agradable es tentar, palpar y sobar todo lo que uno ha pensado, observado, recogido, saborear con el pico, probar, volver a probar, dejar disolverse en la lengua, deglutir lentamente al comentárselo, lo que uno no ha tenido tiempo para saborear en paz, mientras se precipitaba para cazarlo al vuelo ! ¡ Qué agradable es dar la vuelta a su mundillo, decirse a sí mismo : « Esto es mío. Aquí, soy yo el dueño y señor. Ni el frío ni las heladas logran alcanzarle. Ni rey, ni papa, ni guerras. Ni siquiera mi vieja gruñona… »

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Laëtitia Sw nous propose sa traduction :

Se rendant compte qu'un travail préalable sur le lexique était nécessaire pour mener la traduction à bien, Laëtitia a réalisé la fiche suivante, qu'elle nous envoie pour le blog.

- tempêter : manifester à grand bruit son mécontentement, sa colère (→ crier, fulminer, gronder, gueuler). Tempêter contre quelqu’un, quelque chose.
- un bedon :
1) ventre rebondi (→ bedaine, bedondaine, bide, bidon).
2) petit homme rond aimant la table.
- mon (petit) bedon : terme d’affection (par exemple, chez Rabelais, repris par allusion rabelaisienne par Gautier, Le Capitaine Fracasse ; Romain Rolland, Colas Breugnon).
- une trogne : visage grotesque ou plaisant, et, spécialement, figure rubiconde d’un gros mangeur, d’un buveur.
- foin : interjection qui marque le dédain, le mépris, le dégoût. Foin des richesses !
- débonder son cœur = se débonder le cœur : donner libre cours à des sentiments longtemps contenus (→ épancher, ouvrir).
- débonder = se débonder : soulager son cœur en parlant, en évoquant librement ce qui pesait sur la conscience (→ libérer).
- faire le poil à quelqu’un : le dépouiller de son argent, le rouler, ou encore le surpasser.
- sentir le fagot : être suspect d’hérésie, d’hétérodoxie (les hérétiques étant autrefois condamnés au bûcher). Païen qui sent le fagot. Ces écrits sentent le fagot. Par extension. Inspirer de la méfiance.
- déglutiner = déglutir.
- froidure : atmosphère, température froide / saison froide.
- or çà : marque qu’on va se mettre à faire une chose.

¡ Bendito sea San Martín ! Ya no prosperan los negocios. No hay que derrengarse. He trabajado bastante en mi vida. Entreguemos un poco al ocio. Heme aquí sentado a la mesa, con un jarro de vino a mi derecha y el tintero a mi izquierda ; un hermoso cuaderno nuevo, delante de mí, me abre los brazos. Salud, hijo mío, ¡ conversemos ! Abajo, mi mujer echa pestes. Fuera, sopla el cierzo, y la guerra amenaza. Dejemos eso. ¡ Qué alegría encontrarnos, mi niño regordete, ambos frente a frente !… (A tí es a quien hablo, cara coloradota, cara curiosa, reidora, de larga nariz borgoñona y puesta de través, como el sombrero en la oreja…) Pero dime, te lo ruego, ¿ qué singular placer siento al volver a verte, al examinar, a solas, mi vieja cara, al pasearme alegremente por sus surcos, y, como en el fondo de un pozo (¡ vaya de un pozo !) de mi bodega, al beber en mi corazón un trago de viejos recuerdos ? Que uno sueñe aún, pero ¡ que escriba lo que sueña !… Soñar, ¿ qué digo yo ? Tengo los ojos bien abiertos, anchos, fruncidos en las sienes, plácidos y burlones ; ¡ para otros los sueños huecos ! Cuento lo que vi, lo que dije e hice… ¿ Verdad, gran loca ? ¿ Para quién escribo ? Por cierto, no para la fama ; no soy una bestia, sé lo que valgo, ¡ gracias a Dios !… ¿ Para mis nietos ? Entre todos mis papeluchos, ¿ qué quedará dentro de diez años ? Mi vieja está celosa de ellos, quema lo que encuentra… ¿ Para quién entonces ? – ¡ Eh ! para mí. Para nuestro gusto. Me revento si no escribo. No soy para nada el nieto del abuelo que no hubiera podido dormirse antes de apuntar, en el umbral del sueño, el número de copas que había bebido y ofrecido. Necesito conversar ; y en mi Clamecy, en cuanto a la justa oratoria, no tengo todo cuanto quiero. Hace falta que me desahogue, como aquel otro que superaba al rey Midas. Tengo la lengua demasiada suelta ; si me vinieran a oír, arriesgaría la hoguera. ¡ Pero tanto peor, a fe mía ! Si uno no se atreviera a nada, se moriría de fastidio. Me gusta, como nuestros grandes bueyes blancos, seguir mascando por la tarde el comer de la jornada. ¡ Qué bueno tentar, palpar y tantear todo lo que se ha pensado, observado, cogido, catar con el pico, probar y probar de nuevo, dejar deshacerse en la lengua, deglutir despacio contándoselo, lo que uno no ha tenido tiempo para saborear en paz, mientras se apresuraba a cogerlo al vuelo ! Qué bueno dar la vuelta a su pequeño universo y decirse : « Es mío. Aquí, soy dueño y señor. Ni frío ni heladas no tienen ningún poder en él. Ni rey, ni papa, ni guerras. Ni mi vieja regañona… »
Anda, ¡ a recorrer un poco aquel universo !

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