jeudi 12 février 2009

Version d'entraînement, 16 (Ernesto Guevara)

En photo : El Che de Safari par NAFaz

Vieja María es un poema inédito del Che leído por Hebe de Bonafini, Presidenta de las Madres Plaza de Mayo el 29 de septiembre de 2001 en la clase especial y pública sobre la guerra imperialista, Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo.

Vieja María, vas a morir.
quiero hablarte en serio:
Tu vida fue un rosario completo de
agonías,
no hubo hombre amado, ni salud, ni
dinero,
apenas el hambre para ser compartida;
quiero hablar de tu esperanza,
de las tres distintas esperanzas
que tu hija fabricó sin saber cómo.
Toma esta mano que parece de niño
en las tuyas pulidas por el jabón amarillo.
Restriega tus callos duros y los nudillos
puros
en la suave vergüenza de mi mano de
médico.
Escucha, abuela proletaria:
cree en el hombre que llega,
cree en el futuro que nunca verás.
Ni reces al dios inclemente
que toda una vida mintió tu esperanza;
ni pidas clemencia a la muerte
para ver crecer a tus caricias pardas;
los cielos son sordos y en ti manda el
oscuro,
sobre todo tendrás una roja venganza
lo juro por la exacta dimensión de mis
ideales.
Muere en paz, vieja luchadora.
Vas a morir, vieja María;
treinta proyectos de mortaja
dirán adiós con la mirada,
el día de estos que te vayas.
Vas a morir, vieja María,
quedarán mudas las paredes de la sala
cuando la muerte se conjugue con el asma
y copulen su amor en tu garganta.
Esas tres caricias construidas de bronce
(la única luz que alivia tu noche)
esos tres nietos vestidos de hambre,
añorarán los nudos de los dedos viejos
donde siempre encontraban alguna
sonrisa.
Eso era todo, vieja María.
Tu vida fue un rosario de flacas agonías
no hubo hombre amado, salud, alegría,
apenas el hambre para ser compartida,
tu vida fue triste, vieja María.
Cuando el anuncio de descanso eterno
enturbia el dolor de tus pupilas,
cuando tus manos de perpetua fregona
absorban la ultima ingenua caricia,
piensas en ellos... y lloras,
pobre vieja María.
¡No, no lo hagas!
No ores al dios indolente
que toda una vida mintió tu esperanza
ni pidas clemencia a la muerte,
tu vida fue horriblemente vestida de
hambre,
acaba vestida de asma.
Pero quiero anunciarte
en voz baja y viril de las esperanzas,
la más roja y viril de las venganzas
quiero jurarlo por la exacta
dimensión de mis ideales.
Toma esta mano de hombre que parece de
niño
entra las tuyas pulidas por el jabón
amarillo
restriega los callos duros y los nudillos
puros
en la suave vergüenza de mis manos de
médico.
Descansa en paz, vieja María,
descansa en paz, vieja luchadora,
tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.

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