Toujours plongée dans la littérature mexicaine, Sonita nous propose cette fois une nouvelle pour pour les enfants, de Brenda Ríos (que nous remercions collectivement de nous avoir donné l'autorisation de publier et traduire son travail sur notre blog).
Voici le texte :
« El vuelo de Francisca »
Cuando salí de la escuela estaba ahí. Apareció hace exactamente dos semanas. Una mariposa blanca que revolotea. Revolotear es otra manera de volar, como dar vueltas, como cuando uno gira y gira en el baile… Lo recuerdo bien porque ese día murió mi abuela Francisca.
El día que Francisca murió yo no sabía qué hacer; los demás esperaban cosas de mí: unos que no llorara, otros que llorara, pero no podían mirarme por dentro: la gente no puede mirar por dentro a los demás, aunque así sería más fácil darnos cuenta si estamos tristes o alegres.
Mis amigos me abrazaron. No sabían qué decirme y cuando no sabemos qué decir, abrazamos. Un abrazo es como muchas palabras juntas.
Voy a la escuela como si no pasara nada, la maestra me hace preguntas y no sé que responder… Sólo sé que tengo un dolorcito en el pecho.
Francisca ya no estará más.
No estará su voz. Su voz es como su cara: blanca, enorme.
¿A dónde se van las abuelas cuando se van?
La mariposa me sigue a todas partes.
¿Y si mi abuela la mandó para que me cuide? ¿Para ver que coma bien y no esté triste?
Una vez Francisca me contó que toda mariposa es primero un gusano feo, feo, nadie lo querría de tan feo que es. Por eso se quedan encerrados como envueltos en una sábana, pegados al techo o a una hoja o a un árbol y un día, cuando uno ya se cansó de verlos dormir, salen de ahí y vuelan., Las mariposas se encierran porque piensan que no las quieren. Porque creen ser feas.
Luego entienden que eso no importa. Son premiadas con un cuerpo nuevo, pero son las mismas por dentro.
Las mariposas son muy alegres porque saben lo que es estar triste.
Se me ocurre de pronto: ¿y si la mariposa es Francisca que no quiere estar donde está ahora?
Cuando llego a casa, mi mamá está callada. No me pregunta cómo me fue, qué dijo la maestra, nada.
Pobre de mi mamá, ahora sin Francisca ¿A quién va a llamar cada día? No había pensado en ella. Estaba muy concentrado en mi dolorcito en el pecho.
¿Qué hará con las cosas de Francisca?
Miro por la ventana y está ahí: La mariposa blanca.
Me acompaña a la escuela, me espera, me trae de , regreso a casa.
-¿Mamá? ¿Tú crees que Francisca pueda volver?
- Carlitos, hijo, ya te dije que no.
- Mamá. Cuando eras niña, ¿qué te decía Francisca antes de dormir?
-Que no tuviera miedo. Los fuertes no tienen miedo.
-¿Pero si uno es fuerte y tiene miedo es que deja de ser fuerte?
-No, es un fuerte que descansa un momento, toma fuerzas de nuevo, y se toma su tiempo para salir otra vez.
-¿Como las mariposas?
-Exacto, como las mariposas…. Y ahora, duerme, hijo mío, duerme…
Ya es de noche, mi mamá apaga la luz y me tapa con las , sábanas. En la oscuridad las cosas se ven confusas. Al principio sólo veo sombras y luego, cuando los ojos se acostumbran puede verse todo claramente.
Imagino la mariposa blanca que revolotea cerca de mí y casi siento la mano, tan blanca y grande, la voz clara de Francisca en la frente antes de quedarme dormido.
2 commentaires:
Caroline, merci d'ouvrir les portes de Tradabordo à Brenda Ríos dont la plume joueuse ne manquera pas de charmer les petits et les grands !
Un grand merci aussi de ma part, qui prends un plaisir énorme à aller et venir dans les deux langues, à me réapproprier mon cher français fort maltraité par ces années d'exil volontaire !
;-)
Hola, saludos afectuosos... Y felicidades por el proyecto, se ve muy interesante... enhorabuena y seguimos en comunicación... suerte con todo el proyecto, Brenda Ríos
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