vendredi 12 octobre 2012

Entrevista con Juan Diego Gómez Vélez – par Elena Geneau

Juan Diego Gómez Vélez
Juan est l'auteur colombien de l'étonnante et effrayante nouvelle SF sur laquelle travaillent Elena et Émilie pour notre projet SF, « Nuestra Señora de los Donores ».

Merci !

1) Elena Geneau ¿Desde cuándo escribe?
Juan Diego Gómez Vélez La verdad, no escribo hace mucho. Exceptuando algunos intentos de adolescencia, comencé a escribir hace muy poco. A principios de 2009. Motivado por una conferencia de Salman Rushdie en el Hay Festival de Cartagena de Indias, en la cual el escritor se despachó contra el género sin mayores argumentos, escribí un artículo que luego intenté publicar por distintos medios. Finalmente recordé que en la era de la Internet la publicación está al alcance de todos e inicié un blog que se fue convirtiendo en un repositorio de mis reflexiones sobre la literatura, la ciencia ficción y algo de divulgación científica. No he sido muy activo en él en este último año, pero algo he seguido escribiendo.
De ficción, sólo he terminado un cuento, “Nuestra Señora de los Donores”, en 2010. Algunos cuantos están de momento en proceso: virus conscientes; una relación entre la extinción de los dinosaurios, las posesiones demoníacas y los viajes en el tiempo; y la posibilidad de que una mujer de raza negra sea la heredera al trono de Inglaterra… pero todos se encuentran de momento en el tintero.


2) E.G. ¿Desde cuándo publica?
J. D. G. V. Sería desde 2010, cuando fue publicado este cuento en la antología “Sin Censura” de la Bibilioteca Pública Piloto de Medellín. Fue en el 2011 que el cuento fue publicado en Axxón.


3) E.G. ¿Siempre ha escrito Ciencia Ficción?  
J. D. G. V. Podría decirse que sí, todo lo que he escrito está de alguna manera relacionado con la ciencia ficción, sean los cuentos o los artículos y ensayos. Sin embargo, las fronteras de lo que se llama ciencia ficción son bastante borrosas y cambian según a quién se le pregunte. Dicho esto, al menos uno de los relatos que tengo en proceso es más fantástico que de ciencia ficción propiamente dicha: es sobre un niño cuyo nombre coincide con una fruta exótica del sur de Asia, particularmente apestosa.


4) E.G. ¿Por qué eligió este género?
J. D. G. V. Viene de familia, al menos el gusto por la ciencia ficción. Mi padre siempre fue seguidor de las series de televisión del género, como Star Trek, todavía lo es. Mi hermano y yo descubrimos el placer de la lectura con Asimov y Clarke, algo de Stanislav Lem y de Bradbury, e incluso René Barjavel, gracias a la colección de Círculo de Lectores.
No es de extrañar que las ideas de cuentos que empezaron a rondar en mi cabeza tenían su terreno en los distintos subgéneros de la ciencia ficción.


5) E.G. ¿Qué otros textos ha publicado?
J. D. G. V. No, no he publicado otros textos, a menos que se cuente el blog para esta pregunta.


6) E.G. ¿Es un gran lector de ciencia ficción?
J. D. G. V. Soy un asiduo lector de ciencia ficción. No puedo decir que un gran lector cuando miro las paredes de mi biblioteca llenas de libros que aún no me he leído y que quizá no me alcance la vida para leer. 


7) E.G. ¿Cuáles son sus autores preferidos? ¿Por qué?
J. D. G. V. De niño sólo tuve acceso a dos de los que llaman los grandes, a Asimov y a Clarke, y supe que tenían un acuerdo de caballeros entre ellos (los muy modestos) de que Asimov era el mejor escritor de divulgación científica y Clarke el mejor escritor de ciencia ficción. Bueno, por mucho tiempo estuve de acuerdo con el tal acuerdo y en verdad Clarke tiene esa resonancia de las ideas grandotas que te llenan de sobrecogimiento, de los grandes misterios del cosmos y todo aquello. Y sigue gustándome mucho Clarke, sobre todo lo último que hizo con distintos colaboradores, con Stephen Baxter y con Frederik Pohl, con una visión bastante creíble del futuro cercano, hasta el punto de tener en mi colección prácticamente toda su obra y haberme leído un 90% o más.
Pero después llegaron por estos lados traducciones de Ballard y de William Gibson. No pude con Ballard, lo confieso, me resultó más sofocante que el mismo Albert Camus. En cambio, leer a Gibson me abrió las puertas a ese renacimiento de los 80s y 90s que llamamos ciberpunk y sus derivados y eso me gustó muchísimo.
Y luego la internet y Amazon me permitieron acceder más allá de la pobreza de las librerías locales, que traían bien poco de los poco se traducía de la ciencia ficción y eso lo ponían en el último rincón más escondido, como avergonzados de vender semejantes cosas. Pude leer a Robert A Heinlein y resultó para mí uno de esos autores que se dejan leer facilito y te atrapan hasta la última hoja. También me leí Matadero 5, de Vonnegut, una verdadera joya.
Siguiendo con la línea del cyberpunk y el post-cyberpunk, me encantó La Era de Diamante de Neal Stephenson, creo que nadie ha pintado un mundo futuro de nanotecnología con mayor lucidez e imaginación. También de recomendar de este grupo al australiano Greg Egan, y a David Marusek.
Últimamente he leído algunas novelas del género y he encontrado autores muy interesantes como Margaret Atwood (Oryx and Clarke) con su prosa excelente y caracteres sólidos en un mundo postapocalíptico totalmente creíble, o Paolo Bacigalupi con su Chica de Cuerda en un futuro después del petróleo y completamente dominado por las multinacionales de bioingeniería. También tuve la oportunidad de desatrasarme con algunos “clásicos”, me devoré “Sin Mencionar al Perro” y entendí por qué ha tenido tanto éxito Connie Willis.
Así mismo, he tratado de estar al día con los cuentos que se van publicando, principalmente de ciencia ficción, pero muchos están más del lado de la fantasía. Así he conocido autores a los que hay que seguirles el rastro: Rachel Swisky, Nancy Kress (más veterana en estas lides pero todavía con una visión fresca) y Ken Liu, sobre todo este último.
Y, bueno, si hay un autor que se destaca hoy en día en el género es Ted Chiang, quien no tiene una obra muy extensa pero todo lo que tiene es recomendable a ojo cerrado.


8) E.G. ¿Qué autor lo ha inspirado más?
J. D. G. V. Debo decir que sería Katzuo Ishiguro, pero más por lo que no escribió que por lo que escribió. Ishiguro es este autor inglés de ascendencia japonesa que escribió “Nunca me Abandones”, una novela donde muchos niños son criados en instituciones reservadas, separados del resto de las personas, estos niños son clones y su destino es servir de fuente de órganos de remplazo para alguien allá afuera. Ellos aceptan su destino sin discusión.
Yo me pregunté cómo era posible que esta gente tomara su situación como una realidad incontrovertible y aceptara tranquilamente que ese era su destino. De ahí surgió la idea inicial de “Nuestra Señora de los Donores”, donde trato de responder la pregunta desde la relación con la madre, muy intensa sobre todo en nuestras familias latinoamericanas, y un marcado simbolismo religioso.


9) E.G. ¿Se dice que hay muy poca ciencia ficción en su país, es verdad? ¿Por qué?
J. D. G. V. Eso creo. Es muy poca la ciencia ficción que se logra conseguir de autores colombianos. Yo pienso que la razón está relacionada con que el colombiano generalmente vive de apariencias y prefiere acomodarse a los gustos socialmente aceptados.
La ciencia ficción es considerada un género menor, infantil en el mejor de los casos, y lejana de todo lo apropiado y loable. En un país golpeado por una realidad contundente y violenta, la ciencia ficción es vista como fácil escapismo.
Es muy poco lo que existe de literatura de ciencia ficción colombiana y de ese poco es muy poco lo que yo conozco y he alcanzado a leer. Algunos autores de lo que se llama literatura propiamente dicha (el término anglosajón es mainstream) se han aventurado en el género: Me he leído un cuento de Germán Espinosa sobre un hombre que modificó unos simios para hacerlos más similares a los seres humanos en inteligencia y comportamiento, con terribles consecuencias personales para él; y tengo pendiente por leer “Augusta”, una novela de Héctor Abad Faciolince que retrata una Medellín distópica no muy lejana de su realidad actual.
Aparte de esto, el único autor del género que a mi juicio merece la pena mencionar en Colombia es Campo Ricardo Burgos, quien tiene una obra consolidada a pesar de no ser muy extensa.


10) E.G. ¿Se dice que la literatura de ciencia ficción es más bien para los adolescentes, piensa que en realidad tiene un alcance más importante?
J. D. G. V. Estoy de acuerdo con la respuesta implícita que tiene la pregunta. Sí, la literatura de ciencia ficción tiene un alcance muy importante que no se limita exclusivamente al público juvenil y adolescente. No hay que demeritar la importancia de la literatura juvenil, pues su papel es fundamental al seducir a los niños y adolescentes en el hábito de la lectura construyendo lectores que luego serán libres de abordar otros tipos de literatura (creo que por más desfachatez que veamos en textos como “Sensatez y Sentimiento con Zombies” al menos abren el camino a que de pronto los jóvenes se atrevan luego a explorar la obra de Jane Austen, así mismo, me encantó ver que ahora los libros de esta escritora son promocionados en sus portadas como los textos favoritos de la protagonista de “Crepúsculo”.)
Pero literatura de ciencia ficción no es necesariamente literatura para adolescentes, así haya muchas obras, sobre todo novelas y seriados de aventuras que sean escritos expresamente para los jóvenes (lo que hoy se llama “YA”). Existen muchos textos de ciencia ficción que claramente no son para público juvenil, por la densidad de los temas que se manejan, por la madurez que se requiere para enfrentar ciertos asuntos o la manera disruptiva con que se cuestionan paradigmas. ¿ejemplos? Stanislav Lem es en ocasiones muy serio y pesimista para los jóvenes, y Olaf Stapledon muy enciclopédico y denso.
No sería sensato pensar, además, en recomendar a cualquier adolescente los textos explícitamente disruptivos con la sexualidad como los de Samuel Delaney o ciertos cuentos de Kij Johnson. ¿Han leído “Spar”?


11) E.G. ¿Qué opina del porvenir de la literatura de Ciencia Ficción en Latinoamérica en general y en su país en particular?
J. D. G. V. Soy optimista en la medida en que observo la tendencia en la globalización cultural donde cada vez se borran más las fronteras entre los países por la facilidad incremental de compartir contenidos a través de la red y me imagino un mundo futuro donde tengan más sentido los vínculos por afinidad que aquellos por ubicación geográfica y pienso que los temas más interesantes y extraños de la ciencia ficción estarán al alcance de todos sin distinguir su nacionalidad. Pero eso no significa una homogeneización de la cultura. Todo lo contrario: preveo un espacio con una rica diversidad cultural, como la que hoy en día están aportando al escenario mundial autores de orígenes tan disímiles como China, Nigeria o Finlandia.
En este orden de las cosas, creo que los latinoamericanos tenemos mucho que aportar desde un punto de vista propio, con una historia común pero diversa y un entramado cultural que se balancea entre la pasión religiosa católica, apostólica y romana, el ancestro nativo de las comunidades indígenas, la herencia africana traída con los esclavos y siglos de mezcla de todos estos elementos con una posición siempre de países de segunda o tercera categoría, como observadores desde la barrera de lo que está sucediendo en los llamados países industrializados.
Sin embargo, como todo tipo de literatura, tenemos una nueva espada de Damocles sobre las cabezas de los escritores y editores: el advenimiento de los libros electrónicos y la facilidad de copiar en este medio, que hace más fácil la piratería y más difícil sostener el viejo modelo económico que permita a los creadores seguir viviendo de esto. Preocupación válida en cualquier género y en cualquier nacionalidad.


12) E.G. ¿La Ciencia Ficción es una manera de expresar la realidad?
J. D. G. V. Estoy de acuerdo con eso. Siempre la ciencia ficción ha hablado más de la época en la que es escrita que de la época, generalmente futura, donde suceden los acontecimientos narrados. La ciencia ficción permite a los autores presentar temas actuales, candentes y controversiales a través de un filtro que permite que los lectores lo vean directamente a los ojos sin cegarse o sin las ideas preconcebidas con que abordan otros géneros. También la ciencia ficción es una herramienta que permite extrapolar y poner a la gente a pensar si las cosas siguen así como están a dónde podrían llevarnos.

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